Las cápsulas de seda del MIT están diseñadas para reducir la contaminación por microplásticos
Los microplásticos son un grave problema medioambiental, pero una nueva investigación podría ayudar a reducir la cantidad que producimos. Los autores han demostrado que la seda puede utilizarse como sustituto biodegradable de las microperlas y otras partículas de plástico que se utilizan habitualmente en cosméticos, pinturas y otros productos. Numerosos estudios han revelado que la Tierra carece de muchos lugares que no hayan sido afectados por la contaminación de microplásticos. Estos trocitos se han encontrado en los océanos, los ríos, las tierras de cultivo, el hielo y la nieve, desde las latitudes árticas hasta las antárticas, y desde el pico del Everest hasta las fosas del fondo marino a ambos lados del monte Everest.
Hay muchas variedades de microplásticos en los mares del mundo, y se han identificado en una amplia gama de animales como moluscos, crustáceos, peces, tortugas, focas, aves, pequeños mamíferos terrestres, ganado y personas. También están relacionados con una mayor variedad de problemas de salud.
La mayoría de estas diminutas partículas se forman cuando los artículos de plástico más grandes se descomponen en el medio ambiente, pero llevamos décadas añadiendo nuestros propios trozos de microplástico a otras cosas. Pueden encontrarse en detergentes para la ropa, cosméticos, pasta de dientes, champú, pinturas y otros productos químicos. Dan brillo a las pinturas y hacen que los exfoliantes faciales sean abrasivos. También pueden ayudar a la liberación de sustancias químicas controlando el tiempo.
Según las estimaciones, estos microplásticos fundamentales suponen entre el 10 y el 15% de la colección total del medio ambiente, y la nueva investigación trata de abordarlos. El equipo que ha realizado el nuevo estudio propone utilizar la seda como alternativa sencilla a las cuentas de plástico. Este económico material no sólo tiene una finalidad similar al encapsular los productos químicos hasta que se necesiten, sino que además se biodegrada de forma rápida y segura cuando se utiliza.
Para crear seda de alta calidad, los capullos deben desenredarse con cuidado. Para ello, los investigadores disuelven los capullos en agua en un procedimiento sencillo y escalable que puede realizarse con la infraestructura existente. También se puede aprovechar la seda de baja calidad que actualmente se desecha en grandes cantidades. Los revestimientos de seda resultantes podrían tratarse para que tuvieran rasgos variados en función del uso previsto, como por ejemplo si atraen o repelen el agua.
Para fabricar un herbicida contenido en cápsulas de seda que se disuelven en agua para liberar la sustancia a lo largo del tiempo, los investigadores probaron el material de recubrimiento de seda en el laboratorio utilizando un equipo de fabricación estándar basado en la pulverización. Cuando se aplicó en el maíz en un invernadero, el herbicida encapsulado en seda funcionó tan bien como los productos tradicionales y causó muchos menos daños a los cultivos, hasta un 0,8% frente al 25% de los herbicidas no encapsulados.