Es posible reciclar viejos CDs para convertirlos en nuevos biosensores portátiles
A medida que los archivos de música digital se hacen más populares, los discos compactos también se van quedando obsoletos. Sin embargo, algunos discos compactos pueden seguir siendo útiles, ya que la lámina de oro que contienen podría utilizarse en la producción de biosensores portátiles. Aunque los CD están hechos principalmente de policarbonato, contienen una fina capa de lámina reflectante. Esta lámina es de aluminio en la mayoría de los CD, aunque el oro se utiliza para un mejor rendimiento (discutible) en los bien llamados discos compactos dorados.
Normalmente, cuando los CD dorados dejan de ser utilizables, la lámina de oro va a la basura con el resto del disco. Los científicos de la Universidad de Binghamton se preguntaron si podrían recuperar el oro de los viejos CD para utilizarlo en biosensores flexibles adheridos a la piel, ya que también se utilizan finas capas de oro en ese tipo de sensores.
Bajo la supervisión del Dr. Ahyeon Koh, el estudiante de doctorado Matthew Brown y el profesor adjunto Ahyeon Koh desarrollaron un método en el que los CD de oro se empaparon en acetona durante 90 segundos, lo que destruyó el policarbonato y aflojó la unión entre éste y la lámina. A continuación, se colocó una lámina de cinta adhesiva de poliamida sobre la lámina y se despegó tanto ésta como el policarbonato subyacente con un cuchillo.
Tanto la lámina de oro como su sustrato de cinta adhesiva se cortaron en forma de circuitos flexibles que pueden aplicarse y retirarse repetidamente de la piel de una persona utilizando una máquina de corte de telas Cricut disponible en el mercado (utilizada habitualmente por los artesanos). Estos biosensores, combinados con otros componentes electrónicos, son capaces de medir la actividad eléctrica del corazón y los músculos, así como los niveles de lactosa, glucosa, pH y oxígeno. Toda la información puede transmitirse por Bluetooth a un smartphone".
A sólo 1,50 dólares por sensor, debería costar lo mismo que cualquier otro dispositivo electrónico portátil como un smartphone o una cámara. El proceso de fabricación y reciclaje dura aproximadamente entre 20 y 30 minutos, no requiere equipo especializado y cuesta alrededor de 1 dólar por sensor. Aunque se utiliza acetona en el procedimiento, no se vierten productos químicos peligrosos en el flujo de residuos.