El Pentágono debería separar la actualización del motor F135 de los cazas F-35 en un programa independiente para controlar el progreso y el coste.
El Departamento de Defensa estadounidense tendrá que plantearse convertir el programa de modernización de los motores del F135 en un proyecto independiente. Esto es lo que reclama la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno.
Esto es lo que sabemos
El Pentágono se había negado anteriormente a convertir la modernización del F135 en un programa independiente. Sin embargo, ahora la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno, sirviéndose del Congreso estadounidense, quiere obligar a la agencia de defensa a cambiar su decisión.
La actualización del motor de los cazas de quinta generación F-35 como elemento separado permitiría a la agencia controlar el alcance del gasto excesivo y obtener más información sobre los retrasos. De momento, el aumento de los costes queda enmascarado por el acuerdo actual.
La Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno afirma que el acuerdo actual no permite determinar si el programa incumple la enmienda Nunn-McCurdy. Ésta se introdujo en 1982 y obliga al Pentágono a informar al Congreso estadounidense si los gastos superan el objetivo en más de un 15%. Si supera el objetivo en un 25%, el programa debe cerrarse.
Al mismo tiempo, Pratt & Whitney, fabricante del F135, pide a la oficina del programa F-35 que determine la forma de satisfacer las necesidades de potencia y refrigeración del caza, que crecen rápidamente. Esto permitirá a la empresa ajustar su programa de actualización del núcleo del motor.
El propulsor del F135 debe someterse a una revisión que mejore la refrigeración de sus componentes. Y es muy probable que esto ocurra antes de lo previsto. El Departamento de Defensa de EE.UU. tendrá que destinar 38.000 millones de dólares adicionales para actualizar el sistema de propulsión.