Las Fuerzas Aéreas estadounidenses han cambiado de opinión sobre el desmantelamiento del B-1B Lancer. El bombardero estratégico se utilizará para probar armas hipersónicas y nuevas tecnologías.
Las Fuerzas Aéreas estadounidenses tenían previsto deshacerse de su flota de bombarderos estratégicos supersónicos B-1B Lancer a principios de la década de 2030. Sin embargo, el servicio ha cambiado de opinión y quiere seguir utilizando el avión.
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El Centro de Gestión del Ciclo de Vida de las Fuerzas Aéreas de EE.UU. ya no tiene una fecha fija para retirar los bombarderos. El servicio utilizará el B-1B Lancer hasta que entren en servicio los aviones B-21 Raider de nueva generación (en la foto de abajo).
En 2018, se aprobó un plan para que las Fuerzas Aéreas estadounidenses se deshicieran tanto del B-1 como del B-2 a principios de la década de 2030. Ahora el servicio está listo para invertir en apoyar la viabilidad de los bombarderos.
Para ello se ha elaborado la Bomber Capability Roadmap. Debería resolver el problema de suministro de las ya obsoletas plataformas aéreas, cuya producción finalizó hace años.
Las Fuerzas Aéreas estadounidenses ven en el B-1B Lancer una plataforma para probar armas hipersónicas. Para ello, Boeing ha creado un sistema modular de pilones. Esta solución permitirá encontrar un uso para el B-1B y, al mismo tiempo, reducir la carga del B-52H Stratofortress, que ahora participa en lanzamientos de prueba de misiles hipersónicos.
El pilón se denomina Load Adaptable Modular (LAM). En comparación con las soluciones actuales, tiene una capacidad de carga útil una vez y media mayor. La propia Boeing ha financiado el desarrollo del LAM, pero las autoridades están pagando las pruebas.
Para facilitar el mantenimiento del B-1B Lancer, las Fuerzas Aéreas estadounidenses quieren crear un gemelo digital del avión. Para ello, los especialistas escanearán todos los componentes estructurales a partir de piezas de los dos bombarderos desmontados.
El gemelo digital ayudará a predecir problemas estructurales y a preparar la base para la modernización. Hasta ahora se han creado 4.000 de los 51.000 modelos CAD de la estructura del B-1B Lancer.
Paralelamente, Boeing está realizando en Washington pruebas de fatiga estructural a escala real en el fuselaje y el ala del avión. Las pruebas ayudarán a detectar áreas de riesgo potencial.
Fuente: Revista Air & Space Forces