Ford reduce la producción de nuevos coches eléctricos en Alemania por la baja demanda
Ford se ha visto obligada a recortar la producción de sus últimos coches eléctricos en Europa -el Explorer y el Capri- antes incluso de que la mayoría de los europeos hayan visto estos modelos en la carretera. El óvalo azul ya había eliminado el icónico Fiesta hatchback para liberar capacidad de producción para los coches eléctricos, pero su confianza en los modelos impulsados por baterías aún no ha dado sus frutos.
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Se suponía que la planta de Colonia (Alemania), en cuya remodelación Ford gastó 2.000 millones de dólares, iba a ser el centro de producción clave para la gama europea de coches eléctricos de Ford basados en la plataforma MEB de Volkswagen. Sin embargo, el mercado ya ha empezado a hacer ajustes. Según el Kölner Stadt-Anzeiger, Ford ha presentado una solicitud a las autoridades para reducir la jornada laboral de los empleados de esta planta, de acuerdo con la legislación vigente. A finales de año, irán a trabajar cada dos semanas, lo que reducirá el ciclo de producción en tres semanas.
Un portavoz de Ford confirmó que la empresa tiene que solicitar a la Agencia Federal de Empleo alemana autorización para transferir temporalmente al personal a un trabajo a tiempo parcial, alegando "el rápido deterioro de las condiciones del mercado de vehículos eléctricos". Según documentos publicados por un medio alemán, la planta no funcionará a pleno rendimiento ni siquiera después de las vacaciones de Navidad, lo que reducirá la producción diaria de 630 a 480 unidades.
Los problemas de Ford en Europa no sólo se deben a la desaparición de las subvenciones a los coches eléctricos y a la baja confianza de los consumidores, sino también a los debates en curso sobre el posible levantamiento de la prohibición de venta de vehículos con motor de combustión interna, prevista para 2035. Además, Ford también se enfrenta a retos en EE.UU.: la empresa ha decidido posponer los planes de nuevos SUV eléctricos para el futuro y centrarse en los híbridos.
Fuente: Kölner Stadt-Anzeiger