Basta ya: lo que me cabrea de los fabricantes de smartphones
Por supuesto, los smartphones son un invento humano extremadamente útil que se ha convertido en una parte importante de nuestra existencia, pero a veces parece que los fabricantes de teléfonos inteligentes ponen activamente a prueba nuestra paciencia. Cada año prometen revoluciones que resultan ser meros arreglos cosméticos, y frases de marketing como "potencia", "estilo" e "innovación" hace tiempo que perdieron todo su sentido. Ahora os contaré qué es exactamente lo que me cabrea (y espero que a todos vosotros) de sus interminables promesas y su enfoque creativo sobre cómo "vender" el próximo dispositivo.
1. Dejen de llamar a sus conchas sistemas operativos
Los fabricantes de smartphones intentan convencernos de que sus carcasas propietarias son algo más que una bonita interfaz para Android. Por ejemplo, todos estos shells -OxygenOS, FuntouchOS, OriginOS, ColorOS- son llamados en realidad "sistemas operativos" por los fabricantes. Pero seamos sinceros: no son más que complementos sobre Android y utilizan los recursos de Google Mobile Services (GMS). Es decir, búsqueda, correo, mapas y tienda de aplicaciones. Huawei tiene derecho a llamar sistema operativo a su Harmony, aunque también está relacionado con Android y se basa en AOSP (Android Open Source Project).
Las carcasas son sin duda un elemento importante que ayuda a distinguir un smartphone de sus competidores. Añaden sus propios widgets, iconos y características propias, pero Android sigue siendo el núcleo. Cuando los fabricantes lo llaman "sistema operativo", están engañando a los consumidores. Es más, estas carcasas suelen suponer una carga innecesaria para el sistema. Las aplicaciones integradas que no se pueden eliminar, los anuncios dentro de las aplicaciones y el incumplimiento de las promesas de actualizaciones no hacen sino aumentar la frustración.
Así que, en lugar de cambiar la marca de Android, hay que centrarse en hacer que la carcasa sea fácil de usar, rápida y discreta. Los consumidores apreciarán más las mejoras reales que los trucos de marketing.
2. Dejar de usar la palabra "elegante
La palabra "elegante" hace tiempo que perdió todo su significado en el mundo del marketing en general y de los smartphones en particular. Todos los dispositivos, independientemente de su aspecto, se describen con esta palabra en comunicados de prensa, presentaciones y materiales promocionales. Pero seamos sinceros: no todo lo que tiene una parte trasera brillante o un marco metálico merece este epíteto.
Los fabricantes de teléfonos promocionan dispositivos "elegantes" con el mismo diseño que se repite año tras año. La palabra "elegante" se ha convertido en una frase de marketing vacía que esconde una falta total de creatividad. ¿Un bloque cuadrado de cámaras? Eso es estilo. ¿Una parte trasera brillante que acumula huellas dactilares? También con estilo. ¿Materiales que parecen caros sólo en las fotos? Déjame adivinar: elegante otra vez. Además, esta palabra no explica las capacidades reales e incluso la apariencia del dispositivo. ¿Por qué no nos habla de algo excepcional? ¿No hay ninguna excepción y su dispositivo es "igual que el de la competencia"? Entonces lo siento: el verdadero estilo es cuando la forma está al servicio de la función, y el suyo no es más que otro cliché. ¿Cómo va a destacar si hace los mismos clichés que sus competidores? Todos sabemos la respuesta: ¡no puedes!
3. Deje de llamar productivos a todos los procesadores
En serio, ya basta. Todos los smartphones, desde los más económicos hasta los buques insignia, se anuncian constantemente como "potentes" y "productivos". Pero, ¿qué significa realmente esta palabra en el contexto de los teléfonos modernos? Nada más que otro mantra de marketing. Al fin y al cabo, hasta el chip más débil para el segmento económico puede manejar hoy tareas básicas como mensajería, redes sociales o vídeo. Entonces, ¿por qué los fabricantes siguen cantando las alabanzas de cada procesador?
Es especialmente ridículo cuando se trata de dispositivos con los chips más simples que ni siquiera pueden manejar gráficos medios en juegos móviles. Apenas tienen potencia suficiente para abrir pestañas en un navegador sin fricciones perceptibles, ¡pero claro que son "productivos"! Incluso en el segmento de los buques insignia, el término pierde su significado: cuando todo el mundo utiliza los mismos procesadores Snapdragon o MediaTek, ¿de qué "potencia" única podemos hablar? Se está nivelando la percepción del significado al utilizar los mismos epítetos para distintas clases de procesadores. Si el procesador de un smartphone de 100 dólares y el de uno de 1.000 es "productivo", ¿cómo se supone que un consumidor va a entender la diferencia entre ambos? ¿Seguro que existe?
Otra cosa es revelar datos concretos. Por ejemplo, por qué no ser honestos: "Nuestro procesador está adaptado para juegos gracias al soporte de trazado de rayos optimizado para títulos específicos". Esto es transparente y ayuda a los usuarios a entender qué están comprando exactamente y qué pueden esperar.
4. Deja de llamar "simplificación" a la actualización de la interfaz, ¿por qué antes la hacías tan complicada?
Todos los fabricantes de smartphones dicen siempre dos cosas cuando actualizan la interfaz de su carcasa: "corrección de errores" e "interfaz simplificada". Si llevan diez años "simplificando", ¿qué aspecto tiene en la práctica? Como el viejo chiste del compositor que escribía en sus notas "más rápido, más rápido, lo más rápido posible", y en la página siguiente escribía "aún más rápido". Por supuesto, los sistemas operativos evolucionan (aunque desde hace 5 años sólo hemos visto algunas actualizaciones cosméticas que ya no afectan a la experiencia del usuario), añaden nuevas funciones y todas ellas necesitan organizarse de algún modo en una interfaz. Para que luego haya algo que "simplificar".
Es decir, cada año vemos la principal ironía: algo se simplifica y, al mismo tiempo, algo se complica para que haya algo que simplificar el año que viene. Lo entiendo todo, pero ¿quizá ha llegado el momento de enterrar a esta azafata en las comunicaciones con los consumidores y cambiar el enfoque a la hora de explicar sus actualizaciones? Porque cada vez que habláis de simplificar y eliminar fallos (y este registro no cambia desde hace años), me surge una pregunta natural: ¿por qué lo complicasteis tanto la última vez y provocasteis fallos? Tal vez sea mejor no actualizar la interfaz ahora, sino comprobar si se puede simplificar de inmediato. ¿Y probarla a fondo en busca de bugs y estabilidad?
Así que la próxima vez que nos prometas "simplificación", piensa en que el usuario quiere una interfaz clara y estable. ¿Quieres destacar entre la competencia con tu interfaz? Contrate a expertos en usabilidad y esconda lo más lejos posible todas las nuevas funciones que sólo utilizará el 5% de los consumidores -los que las necesiten las encontrarán de todos modos-, y déjenos al resto sólo con lo principal relacionado con los ajustes de pantalla o las comunicaciones inalámbricas. Y entonces será una "simplificación" real, no imaginaria, los teléfonos inteligentes hace tiempo que se han comoditizado y la mayoría de la gente no quiere buscar y explorar allí - déjaselo a los revisores y entusiastas.
5. Deja de llamar brillantes a todas las pantallas
Según los fabricantes de smartphones, todas las pantallas son obras de arte que "impresionan por su brillo". El problema es que esta afirmación se escucha año tras año, independientemente de lo lejos que esté la pantalla de un modelo económico de ser mínimamente impresionante. Pero siguen llamándola "brillante" y esto ha devaluado la percepción de esta palabra, me temo que para siempre.
Queridos fabricantes, basta. Si su pantalla es débil, es mejor callarse que volver a repetir esta palabra "brillante". Ahora todas son brillantes, si las comparamos con las pantallas TFT de 2010. El brillo no es un indicador universal, basta con indicar honestamente el brillo máximo en nits (sí, ya sé que esta cifra es incomprensible para el consumidor medio, pero al menos permite comparar el rendimiento de una pantalla con otra). Y deja de alimentar a todo el mundo con fideos de marketing. Siempre hay algo que contar sobre tu pantalla además del brillo: frecuencia de refresco, HDR, calibración, contraste o adaptación a las condiciones de iluminación. No te centres en todas las palabras relevantes para las pantallas, sino solo en aquellas que distinguen a tu smartphone de otros en (este es un matiz importante) su categoría de precio. Así será mucho más claro para su público. Y si no tienes nada que decir sobre la pantalla, di otra cosa (pero no sobre el cuerpo "elegante", ni sobre el procesador "productivo", como todos sabemos).
6. Deja de utilizar el término IA en todas partes: la estás devaluando
La inteligencia artificial (IA) es sin duda una tecnología interesante y moderna que ya ha cambiado nuestras vidas y sigue haciéndolo cada día. Pero en el mundo de los smartphones, este término se ha convertido en un salvavidas universal del marketing. Una cámara con IA, una batería con IA, ¡incluso un teclado con IA! Parece que mañana los fabricantes empezarán a llamar linterna "inteligente" y "mejorada con IA" al LED de la cámara.
La realidad es bien distinta. En la mayoría de los casos, la "IA" no es más que un conjunto de algoritmos estándar que no difieren de las funciones disponibles desde hace años. ¿Su cámara reconoce automáticamente la escena y aumenta la saturación del color? Lo siento, pero eso no es inteligencia artificial. Es sólo un conjunto de modos preestablecidos. ¿Tecnología de optimización de la batería basada en tu uso? Esto suena más a análisis de datos que a algo revolucionario. Lo siento, pero si un teléfono inteligente detiene una aplicación que no se ha utilizado durante varias horas, ¿qué tiene que ver la inteligencia artificial?
Resulta aún más molesto cuando se inserta la palabra "IA" sólo para dar peso. Por ejemplo, ves la descripción de un nuevo procesador y menciona "aceleración de IA", aunque el usuario no vaya a notar ninguna mejora tangible. Seamos sinceros: la IA es una tecnología seria que merece respeto. Utilizarla como sinónimo de "guay" o "técnicamente avanzado" es un camino a ninguna parte. Si su dispositivo tiene verdaderas capacidades de IA, como aprendizaje automático o alguna otra función de automatización, háblenos de ello con datos concretos. Pero si es sólo una estratagema de marketing, deje la IA en paz: ya se ha devaluado lo suficiente. Todos estamos cansados de promesas de que funcionará "en algún momento en el futuro".
7. Deja de llamar "tecnología" a cualquier función con su propio nombre de marketing
Los fabricantes de smartphones intentan una y otra vez esconder características ordinarias tras palabras de moda para crear la ilusión de singularidad. Una cámara de vapor para refrigerar el procesador se convierte en "HyperCool Technology", el procesamiento nocturno de imágenes es "NightVision Pro" y la protección de datos mediante cifrado es "SecureGuard AI". ¿Es esto una innovación? No, no lo es. Es sólo un intento de hacer que las características estándar parezcan algo exclusivo, a pesar de que los competidores tienen esas características.
Resulta especialmente ridículo cuando cada fabricante da un nombre "exclusivo" a la misma tecnología básica. Por ejemplo, los algoritmos de optimización fotográfica: todos tienen el condicional "AI-Pixel Boost" y "UltraClear Image", pero la esencia es la misma: una serie de fotogramas se combinan en uno para mejorar el detalle. Lo mismo ocurre con la refrigeración: casi todos los dispositivos modernos utilizan soluciones similares, pero cada uno añade con orgullo su propia marca para que parezca un avance.
Estos trucos crean la ilusión de superioridad donde no la hay y confunden a los usuarios que intentan entender las características. En su lugar, los fabricantes deberían explicar honestamente cómo funcionan las características y cómo son realmente útiles. En lugar de comprensión, solo obtenemos un conjunto de palabras de moda que se reducen a una cosa: "Igual que la competencia, pero con otra etiqueta".
8. Deje de utilizar nombres sin sentido para los colores de las cajas
"Ultravioleta cósmico", "Océano nocturno", "Silencio lunar"... Parece un nuevo álbum de música meditativa, pero en realidad no es más que un generador de nombres de marketing para los colores de las carcasas de los smartphones. A los fabricantes les gusta tanto inventar nombres pegadizos que a veces el color en sí pasa a un segundo plano. ¿"Dawn Mystic Green"? Suena interesante, pero en realidad no es más que gris con un ligero tinte verde. ¿"Azul perla brumoso"? Traduzcámoslo al lenguaje humano: simplemente azul.
Por supuesto, es bueno parecer creativo, pero cuando el nombre de un color se parece más a un acertijo que a una descripción, no hace más que desconcertar. Además, estos nombres suelen crearse sólo para llamar la atención sobre opciones de color estándar (negro y gris) que no difieren mucho de modelos anteriores o de la competencia. Esto resulta especialmente irónico cuando los smartphones que llevan el nombre de la "noche lunar" están fabricados con materiales baratos que no dan la sensación de ser lunares en absoluto. Y los colores que parecen brillantes en la foto resultan apagados en la vida real o pierden su aspecto tras un par de meses de uso.
Ya es hora de que los fabricantes dejen de confundir a los usuarios y llamen a los colores por su nombre. Dejémonos de epítetos donde no hacen falta, hay colores normales, comunes y comprensibles: negro, blanco, verde, azul. Porque inventarse nombres poéticos para los colores es, como poco, un desperdicio de palabras y, como mucho, una forma de hacernos reír.
9. Deja de hablar de fundas "finas" y "ligeras
Los fabricantes de smartphones siguen insistiendo en que sus dispositivos son ultrafinos e increíblemente ligeros. Pero seamos sinceros: la carrera por el grosor terminó hace 15 años (e incluso entonces no parecían ladrillos). Hoy todos los smartphones son igual de grandes, gracias a pantallas más grandes (¿cuándo fue la última vez que vio una diagonal inferior a 6 pulgadas?), y lo suficientemente ligeros como para no notar la diferencia entre ellos.
Es curioso que la diferencia entre un smartphone "ultrafino" y uno "normal" sea a menudo de décimas de milímetro, algo imposible de sentir sin un calibre (y además hay que saber dónde medir, porque por alguna razón todo el mundo ignora el saliente de la unidad de la cámara). Lo mismo ocurre con el peso: ¿180 gramos o 190 gramos? ¿Quién lo notará realmente en el uso diario? También es irónico que cuanto más delgado es un smartphone, más probable es que su batería se "derrita" junto con su grosor.
Y lo más importante es que el peso y el grosor hace tiempo que son estándar en la mayoría de los modelos, y ninguno destaca realmente en este aspecto. ¿Es su dispositivo un par de milímetros más fino que el de la competencia? Estupendo, pero ¿es realmente una "revolución" digna de mención? ¿Y qué se siente realmente al usarlo? Al fin y al cabo, la diferencia de unos gramos o milímetros sólo se aprecia en la documentación técnica, pero no en la vida real.
10. Dejar de hablar de una "autonomía" excepcional
Cada año, los fabricantes de smartphones anuncian alegremente que un nuevo modelo ofrece "una autonomía significativamente mayor". Pero ésta es la verdad: la duración de la batería de un dispositivo no depende sólo de la batería, sino de muchos factores que las empresas prefieren callar. Por eso, cuando te dicen que un smartphone "dura más", a menudo sólo significa una cosa: que lo usas poco, que apenas lo tocas.
La duración real de la batería depende de tres cosas clave: el brillo de la pantalla (y cuánto tiempo la usas), la transferencia de datos y la actividad de tus aplicaciones. Si pones el brillo al máximo y navegas constantemente por las redes sociales o ves vídeos a través de Internet móvil, la batería se derretirá ante tus ojos, independientemente de lo que diga el fabricante. Además, un gran número de aplicaciones activas que actualizan datos constantemente en segundo plano pueden comerse la carga más rápido de lo que se puede decir "power bank".
Y ahora viene lo más interesante: el aumento de la capacidad de la batería suele ir acompañado de prestaciones "voraces", desde pantallas más grandes y brillantes hasta procesadores más potentes. Así que incluso con baterías "más grandes", el tiempo de funcionamiento sigue siendo más o menos el mismo que en un modelo de hace tres años.
Lo esencial
Vivimos en una época en la que los smartphones se han vuelto tan funcionales que incluso los modelos más económicos son capaces de satisfacer la mayoría de nuestras necesidades diarias. Pero los fabricantes siguen empecinados en sus trucos de marketing, intentando vender viejas soluciones en un nuevo envoltorio. Carcasas llamadas sistemas operativos, nombres demasiado pretenciosos para funciones y colores, promesas míticas de autonomía y "revolución" donde no las hay... todo ello parece a menudo un intento de cegar la vista en lugar de ofrecer un valor real.
¿De verdad creen que los consumidores siguen dispuestos a creerse todas las promesas? ¿O hemos llegado por fin a un punto en el que la honestidad y la transparencia en la comunicación con los consumidores serán más importantes que los clichés bien empaquetados?